Este fin de semana y a lo largo de mayo, se lanzará en diez países una campaña de Million Dollar Vegan en la que se distribuirán 100 mil dólares en comida vegana a los trabajadores de la salud y a los sectores más vulnerables de la población. Al hacerlo, nuestro objetivo es afianzar su bienestar y mostrar la mejor manera de garantizar que no estemos expuestos a futuras pandemias. Aquí encontrarás información para una alimentación a base de plantas.
Al asociarnos con restaurantes veganos locales, servicios de catering, organizaciones benéficas y voluntarios y voluntarias, entregaremos 700 paquetes de alimentos a veteranos militares sin hogar en Los Ángeles; 3,800 comidas a familias vulnerables en el este de Londres; 1,000 comidas a las salas COVID-19 en un hospital de Turín; 1,200 comidas para personas sin hogar y cuidadores en París; 3,000 comidas a comunidades desfavorecidas en Sao Paulo; 700 comidas a trabajadores de primera línea en Madrid; 6,400 comidas a personas en situación vulnerable en seis ciudades mexicanas; y cuatro semanas de comidas a cientos de familias de barrios marginales, niños y niñas de la calle en Delhi y Pune en la India.
Reconociendo que algunos sectores en África también se verán afectados por la enfermedad, nos hemos asociado con la organización International Fund for Africa para alimentar con comida a base de plantas a 250 niños en educación primaria en Addis Abeba durante cuatro meses. En total, entregaremos más de 117,500 comidas a personas en situación vulnerable.
No somos los únicos en dar ayuda, por supuesto. Los gobiernos, las ONGs, las celebridades y las personas de todo el mundo también están donando para aliviar los efectos de la pandemia, y si bien este es un trabajo valioso y vital, sigue habiendo poca discusión sobre la inevitabilidad del COVID-19 y la certeza absoluta de que hay otra pandemia a la vuelta de la esquina.
¿Cómo sabemos esto? Porque el 75% de las enfermedades infecciosas tienen su origen en los animales, y hemos fallado al aprender las lecciones del pasado.1
Advertencias del pasado
Llevamos siglos de explotación animal para poder obtener carne, leche, huevos y pieles, lo que significa que también hay una larga historia de graves enfermedades y de numerosas muertes. Se cree que la tuberculosis se adquirió de la domesticación de cabras; la tos ferina de la domesticación de cerdos; el tifus de la domesticación de gallinas; la lepra del búfalo de agua; y los resfriados comunes de vacas o caballos.2
En 1918, una pandemia de gripe infectó a 500 millones de personas y mató entre 50 a 100 millones de personas en todo el mundo. Se originó en las aves.3 En 2003, el virus SARS, el cual se cree que se originó en un mercado de animales vivos,4 se propagó a más de 8 mil personas en todo el mundo y costó a la economía global un estimado de 40 mil millones de dólares.5 En 2009, la «gripe porcina» H1N1, que se cree se originó en los cerdos, infectó alrededor de unas 60.8 millones de personas.6 MERS, otro coronavirus mortal, surgió directamente de un sector industrializado de camellos en Medio Oriente.7 Y en 2013, la «gripe aviar» H7N9 surgió de granjas avícolas, enfermando a más de 1,500 personas y matando a aproximadamente el 40 por ciento de ellas.8
La COVID-19 es solamente la última enfermedad que saltó la barrera de la especie, pero a menos que cambiemos nuestras formas de relacionarnos con los animales, no hay duda de que futuras zoonosis mortales invadirán el mundo.
Granjas, mercados y cacería
Cuando intervenimos en los hábitats naturales para la tala o el pastoreo, y cuando atrapamos o matamos animales salvajes para obtener alimento, pieles o trofeos, acercamos a los animales salvajes al mundo humano. Y, así como las enfermedades transmitidas por los colonialistas acabaron con las poblaciones humanas nativas, las enfermedades de los animales salvajes se propagan y matan personas. No es culpa de los animales, por supuesto. Ellos no pidieron que sus hogares fueran destruidos y sus crías capturadas y asesinadas.
Tampoco los miles de millones de animales encarcelados en mercados y granjas industriales piden o merecen la miseria a la cual los sometemos. Y estas pobres criaturas, debilitadas por la cría selectiva y forzadas a vivir en condiciones sucias, superpobladas y miserables, luchan por sobrevivir. En lugar de verlos como seres sensibles con necesidades y deseos, y poner fin a su explotación sistemática, hacinamos cada vez más a los animales de granja y les administramos antibióticos solo para tratar de mantenerlos vivos el tiempo suficiente para luego matarlos.
Doble golpe
Hemos descubierto los antibióticos hace solamente 100 años. Cuando se descubrieron, estos maravillosos fármacos nos impidieron morir de infecciones simples y aumentaron enormemente las probabilidades de sobrevivir a las cirugías. Hay pocas personas en el planeta que no se hayan beneficiado de los antibióticos y hayan sobrevivido gracias a ellos. Son fármacos valiosos cuyos beneficios para nuestra sociedad no pueden ser sobreestimados. Y sin embargo, imprudentemente, abusamos de ellos.
En todo el mundo, casi las tres cuartas partes de todos los medicamentos antimicrobianos vendidos se usan en la producción de alimentos para animales,9 y este uso excesivo de antibióticos es mortal a escala mundial. Las enfermedades mutan y se vuelven resistentes a los antibióticos. Surgen superbacterias y nos quedamos sin nada que pueda combatirlas.
Nuestra decisión de comer animales ha generado olas tras olas de pandemias virales, mientras un tsunami de enfermedades resistentes a los antibióticos es cada vez más inevitable.
Es un doble golpe como consecuencia de una misma causa.
Matar animales nos está matando
Se han tenido que establecer grandes industrias solo para mantenernos a salvo de los productos animales que elegimos comer: desde inspectores de higiene de la carne y organismos asesores de seguridad alimentaria que nos dicen las formas menos riesgosas de manipular, cocinar y comer dichos productos, hasta el fabricante de fungicidas, virucidas, antibióticos y antibacterianos, y los sistemas de atención médica que hacen todo lo posible para eliminar el daño causado por comer animales y sus secreciones.
El consumo de productos animales está relacionado con un riesgo elevado de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, presión arterial alta, obesidad, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer (todas las carnes procesadas, incluyendo tocino, jamón, pepperoni y salchichas, son carcinógenos conocidos).10 Los estragos en nuestros cuerpos corresponden a los estragos en nuestros sistemas de salud y en la economía.
Aproximadamente, 92.1 millones de adultos estadounidenses viven con alguna forma de enfermedad cardiovascular o con las secuelas de un accidente cerebrovascular. Los costos directos e indirectos se estiman en un total de más de $329.7 mil millones.11 Alrededor de 23.4 millones de adultos estadounidenses han sido diagnosticados con diabetes tipo 2, la cual está relacionada al estilo de vida, lo que representa el 95% de todos los casos. El costo total de esta enfermedad para la economía es de alrededor de $327 mil millones.12 En cuanto a la obesidad, el impacto en la economía de los EE.UU. ha alcanzado un total de $1.7 mil billones.13
Y todo esto es antes de tener en cuenta el sufrimiento, las muertes y el costo económico de los patógenos transmitidos por los alimentos, como E. coli, salmonella, listeria y campylobacter.
Si valoramos nuestra salud, comer productos de origen animal es un asunto riesgoso, incluso peor ahora que sabemos que quienes padecen estas condiciones de salud tienen más posibilidades de sucumbir a la COVID-19 también.
Comer animales también destruye nuestro planeta
El daño causado a nuestros cuerpos, nuestras comunidades y nuestra economía sólo empeorará a medida que contaminemos, envenenemos y calentemos el planeta, y un factor clave de este daño ambiental es la cría de animales.
La industria ganadera es responsable del 14.5% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la especie humana.14 Esto es más que todas las emisiones generadas por cada auto, avión, autobús, tren y barco del planeta.
Esta industria también impulsa la destrucción de los hábitats salvajes y la matanza masiva de la vida silvestre, y nos está llevando a un futuro catastrófico de tormentas devastadoras, incendios forestales, escasez de agua, zonas oceánicas muertas, olas de calor, derretimiento de las capas de hielo e inundaciones letales.
La industria ganadera también es uno de los peores contaminadores industriales, ya que emite toxinas al aire, a las vías fluviales y a la tierra. Tal daño es devastador en sí mismo, pero también puede agravar la pandemia actual: los científicos han detectado COVID-19 en partículas de contaminación del aire.15
Nuestro futuro está unido
COVID-19 es una tragedia global. Además, es un fuerte recordatorio de que toda la vida en la Tierra está conectada. Para preservar nuestras propias vidas, también debemos luchar por preservar la vida de otros.
Esperamos que los $100,000 dólares en alimentos que podemos dar ayuden a aliviar parte del sufrimiento causado por el COVID-19, pero el valor real de nuestro trabajo radica en la educación, en decirles a las personas cómo y por qué surgen estas pandemias, en mostrar la destrucción causada a nuestro planeta y a nuestros cuerpos cuando comemos productos animales, compartiendo y mostrando una mejor manera de hacer las cosas.
Quitar a los animales del menú y reemplazarlos por plantas puede sanar nuestro planeta y nuestros cuerpos, reconstruir una economía fuerte y resiliente, y apoyar a los más vulnerables del mundo. Podemos hacerlo. El futuro está en nuestras manos y en nuestros platos. Solamente necesitamos hacer el cambio.
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1 ‘Zoonotic diseases’, Centers for Disease Control and Prevention.
2 Michael Greger MD, Bird Flu: A Virus of Our Own Hatching, Lantern Books, US; 1 edition (6 Dec. 2006).
3 Hannah Hoag, ‘Study revives bird origin for 1918 flu pandemic’, Nature, 16 Feb 2014.
6 ‘2009 H1N1 Pandemic (H1N1pdm09 virus)’, Centers for Disease Control and Prevention.
7 ‘Middle East respiratory syndrome coronavirus (MERS-CoV)’, World Health Organization, 11 Mar 2019.
10 Q&A on the carcinogenicity of the consumption of red meat and processed meat
15 Damian Carrington, “Coronavirus detected on particles of air pollution”, The Guardian, 24 Apr 2020