El coronavirus debería hacerte reconsiderar comer carne

La causa principal de enfermedades zoonóticas como el coronavirus no es el consumo de vida silvestre—es el consumo de animales, punto.

Publicado originalmente en Sentient Media

WUHAN, China—Antes de su cierre, el Mercado de Mariscos de Huanan ofrecía a sus clientes un zoológico comestible. Los visitantes podían elegir entre una selección de más de 75 especies, a menudo mantenidas vivas para el sacrificio a pedido. Una gran variedad de animales, desde salamandras gigantes hasta avestruces, esperaban su turno bajo el cuchillo mientras los clientes los examinaban.

El gobierno chino cerró este mercado de animales salvajes en enero después de que los investigadores lo identificaran como una fuente potencial de COVID-19. El mes pasado, China dio un paso más dramático al prohibir permanentemente el consumo de vida silvestre. Los animales salvajes han sido durante mucho tiempo vectores de enfermedades y, al limitar su comercio, China espera evitar futuras pandemias. Si bien esta medida proactiva es admirable, su énfasis limitado en los animales salvajes oscurece una realidad incómoda. La causa principal de las enfermedades zoonóticas no es el consumo de vida silvestre—es el consumo de animales, punto.

A pesar de lo que la nueva política de China podría hacer creer al público, muchas de las peores enfermedades zoonóticas provienen de animales domesticados, no de los salvajes. Los patógenos pueden saltar la barrera de las especies desde casi cualquier ángulo. El análisis genético sugiere que el brote de gripe más mortal en la historia, la gripe española de 1918, evolucionó parcialmente dentro de las granjas avícolas. En 2009, el virus H1N1 se originó en cerdos y ocasionó la muerte de 575.400 personas durante su primer año. Los científicos ahora están preocupados de que las vacas, que durante mucho tiempo han sido una fuente de ántrax, tuberculosis y otras enfermedades en los humanos, puedan pronto dar lugar a brotes de gripe mortales. A los patógenos no les preocupa si los humanos han etiquetado o no a un animal como «salvaje».

Las enfermedades del reino animal, independientemente de su origen, son una amenaza existencial para los humanos. Tres de cada cuatro enfermedades emergentes en humanos provienen de animales. Las enfermedades zoonóticas como el coronavirus infectan a 2.500 millones de personas cada año. Incluso durante los años corrientes, estos patógenos matan aproximadamente a 2.400 millones de individuos—más que la violencia con armas, los accidentes automovilísticos y el abuso de drogas, combinados. En las últimas semanas, hemos visto que los brotes tienen la capacidad de hacer que las acciones de la bolsa caigan y se dispare el pánico. En las próximas semanas, podríamos ver estas ansiedades justificadas.

Las enfermedades no reconocen las fronteras. Nuestra respuesta como especie debe reflejar esa realidad. Tanto los gobiernos como los individuos tienen la responsabilidad de llevar a cabo las acciones que estén bajo su control para evitar estas catástrofes. Aunque los mercados de China han estado bajo escrutinio global, la demanda de carne puede ser aún más riesgosa. Por ejemplo, en Estados Unidos, una persona promedio consume casi el doble de carne que una persona promedio en China. La magnitud del consumo de carne en ciertos países en Occidente aumenta significativamente las probabilidades de una pandemia. Cuantos más animales tengamos, más probable es que aparezcan enfermedades como la COVID-19. En los Estados Unidos, existen casi 10 billones de animales en sólo dos millones de granjas. Como puede suponerse por el tamaño del numerador, estos animales viven principalmente en condiciones de hacinamiento ideales para la transmisión de enfermedades.

Peor aún, llenamos de antibióticos a los animales de granja para acelerar su crecimiento, preparando el escenario para que las superbacterias resistentes a los antimicrobianos desempeñen un papel trágico en el futuro de la humanidad. Los expertos nombrados por el gobierno del Reino Unido estiman que las superbacterias serán una de las principales causas de muerte en todo el mundo para el 2050, terminando con la vida de 10 millones de personas al año. Aunque la prescripción excesiva de antibióticos es un problema, la mayoría de los antibióticos no se usan en hospitales, sino en granjas. Se suministra el 70% de los antibióticos a animales de granja sanos en lugar de a personas enfermas. Más de 100 estudios diferentes relacionan el uso de medicamentos en animales con la resistencia a los antibióticos. Se cultivan superbacterias en los animales de granja. Nuestro sistema no sólo podría crear nuevas pandemias, sino que también podría reiniciar las antiguas, otorgándoles inmunidad a los tratamientos convencionales.

Las verdades incómodas son tan comunes en nuestra era que bien podemos inmunizarnos ante ellas. De todos modos, aquí hay otra: cada vez que compramos productos de origen animal, financiamos directamente un sistema que continuará produciendo pandemias y, en última instancia, nuestros antibióticos existentes dejarán de ser efectivos. El coronavirus debería recordarnos que debemos consumir alimentos de manera más consciente. Nuestras elecciones alimenticias no necesitan contribuir al riesgo de atravesar una crisis de salud pública. Quizás sea hora de quitar las pandemias del menú.


Sobre el autor: Macken Murphy es un columnista bimestral de la revista Tenderly, y presentador del podcast Species.

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